Mi sueño a cambio de mi vida

Capitulo 1:

Sakura una joven de aproximadamente 20 años de pelo rosado y con unos ojos color jade se encontraba en la cocina preparando la cena para esa noche tan especial.

Esa noche celebraba junto a su esposo sus dos años de casados.

De repente, el timbre de la puerta sonó, y Sakura dejó lo que estaba haciendo para abrirla.

Al abrir la puerta se encontró con un ramo de flores que tapaba el rostro de un joven peliazul que tendría unos 20 años para cumplir los 21.

-Felicidades mi amor.- dijo el joven entregándole las flores.

Sakura dibujó una sonrisa de oreja a oreja, y besó al Uchiha en los labios impidiéndole que siguiera hablando.

Cuando se separaron, ambos escucharon los sollozos de una niña que se encontraba en la sala jugando con sus juguetes.

La pareja se dirigió al salón encontrando a una niña encantadora con el pelo rosa como su madre y los ojos negros como su padre llamada Shiori llorando mientras se tiraba en el suelo.

-¿Qué te pasa mi amor? –le preguntó Sasuke cogiéndola en brazos.

-Una sombra en el jardín. –dijo la niña a trompicones ya que le entró hipo.

-¿Cómo que una sombra en el jardín? A que te refieres cariño.
–le decía Sasuke mientras intentaba calmarla.

Sakura extrañada abrió la ventana que daba al jardín y salió para confirmar de que no había nadie, y así fue. Cuando alejaba la vista hacia el jardín, Sakura encontró un sobre en el suelo que recogió y entregó a su esposo Sasuke.

Sakura cogió a Shiori mientras que Sasuke cogía el sobre.

Sasuke lo abrió y sacó el papel que llevaba en su interior abriéndolo y leyéndolo en bajo.

Se trataba de una carta dirigida a Sasuke que llevaba su nombre en la primera letra del papel.

En la carta esto es lo que ponía:


“Estimado Sasuke,

Cuánto tiempo sin vernos ¿verdad? Deberíamos volver a encontrarnos para terminar de una vez por todas nuestro último enfrentamiento y ver quien de los dos últimos Uchiha es mejor.
Te espero el martes de madrugada en el bosque para decidir quien es mejor de los dos, y de paso para que intentes conseguir tu venganza de matarme.
Te espero allí. Espero que no me falles hermanito.

Itachi.”



Cuando Sasuke terminó de leerla, con una mano la rompió haciendo una bola con el papel y tirándola al suelo dejando ver un rostro que hace tiempo que no dejaba enseñar “un rostro de puro odio y de rabia”.

Sasuke se dirigía a subir las escaleras que llevaban al piso de arriba para ir a su cuarto cuando Sakura le cogió del brazo para detenerlo.

Sakura dejó a Shiori en el suelo ya calmada dejándola seguir jugando con sus juguetes.

-¿Qué te pasa sasuke? Hacía años que no veía ese rostro y n me gusta nada. –dijo con miedo en su voz mientras le soltaba del brazo.

-No es asunto tuyo. –respondió Sasuke sin girar la cabeza y siguiendo su camino.

En ese momento se pudieron ver como unas gotas transparentes brotaban de los ojos de la pelirosa poniéndose triste por la respuesta que obtuvo a su preocupación por el.

-¿Poque mama llora? –le preguntó la niña que se levantó para amarrarse de la pierna de su madre.

-No me pasa nada, no te preocupes. –le respondió Sakura secándose las lágrimas y bajando la mirada para crear una falsa sonrisa.

La niña sonrió al obtener la respuesta de su madre y después cuando se dirigía a sentarse nuevamente para seguir con sus juguetes, su madre la detuvo con sus palabras.

-Shiori, ¿quieres ayudarme a poner la mesa?- le preguntó mediante una sonrisa para disimular su tristeza y preocupación.

-¡Clao que zi! –respondió la niña felizmente dándose la vuelta para abrazarle a su madre.

Sakura cogió a su hija en brazos, y después se fueron a la cocina a preparar la cena para aquella noche tan especial.

Las dos pelirosas empezaron a sacar los platos que estaban reservados para casos especiales como navidad, cumpleaños... poniéndolos encima de la mesa.

Shiori sacó las servilletas y las puso junto al plato de cada uno y Sakura puso los vasos y los cubiertos.

Media hora más tarde todo estaba listo, ya que solo faltaba servir los platos y llamarle a Sasuke para que bajara a cenar.


Con Sasuke

Sasuke se encontraba tumbado boca arriba encima de la cama mirando al techo blanco pensando en como podría saber su hermano donde vivía y en lo que haría respecto al enfrentamiento que le proponía.

Mientras pensaba en sus casas, sin darse cuenta se quedó dormido, pero no durante mucho tiempo ya que Sakura subió a despertarle.

Sakura abrió lentamente la puerta y después entró cerrandola para no hacer ruido.

Luego, se acercó sigilosamente a donde su esposo y se quedó mirando la cara de ángel que tenía durmiendo.

Al ver que ya llevaba algo de tiempo sin despertarlo, decidió despertarlo mediante un beso que despertó al ojinegro tranquilamente.

-Sakura, ¿que hora es? –dijo Sasuke levantándose despacio mientras que Sakura se sentaba en la cama.

-Son las 10 de la noche. Vine a llamarte para cenar, ¿bajas? –respondió la pelirosa levantándose y dirigiéndose hacia la puerta para salir de la habitación.

-Si, ahora bajo. –dijo enseñando una leve sonrisa.

Sakura salió de la habitación y después bajó las escaleras para ir a la cocina.

Shiori se fue a la sala para seguir jugando mientras su madre llamaba a su padre, pero allí se encontró con el papel arrugado que Sasuke había tirado y se había dejado olvidado en el suelo. La niña cogió el papel, y se lo guardo en el bolsillo.

Cuando Sakura bajó, llamó a su hija y esta inmediatamente fue a donde ella sin rechistar.

Las pelirosas se sentaron cada una en su sitio para esperar al hombre de la casa.

-Mama ¿ques eto? –preguntó la niña inocentemente entregándole el papel.

Sakura lo cogió y lo abrió para leerlo.

Al terminar de leer pudo entender porque la reacción de Sasuke así que de la rabia ella hizo lo mismo que el pelinegro. Arrugó el papel haciéndolo una bola y después lo tiró a la basura.

Unos momentos más tarde llegó Sasuke que se sentó enfrente de su hija y al lado de su esposa.

Sakura se levantó y cogió el plato de verdura que le tenía preparada a Shiori junto a una bandeja que sacó del horno con un pollo.

La oji jade le puso el plato a su hija y después sirvió el pollo en los dos platos que serían para ella y para Sasuke.

-Huele muy bien. –dijo Sasuke tranquilamente.

-Espero que te guste ya que he estado cocinándolo toda la tarde. –dijo sonriendo y poniéndole el plato.

Sakura cogió un vino de color rojo como la sangre del frigorífico y lo puso en la mesa junto a dos copas.

Sasuke cogió el tenedor y empezó a comer al igual que Sakura.

-Esta muy bueno. –informó Sasuke sin parar de comer.

Sakura solo sonrió y después siguió comiendo.

Terminaron de cenar y todos se encontraban con la tripa llena sin poder comer nada más. Shiori se levantó de la silla y se dirigió hacia la escalera con el pensamiento de acostarse, pero antes de empezar a subirlas, sus padres la detuvieron.

-¿a dónde vas cariño? –le preguntó Sasuke levantándose de la silla y dirigiéndose a donde ella.

-Teno sueno.- dijo la niña rascándose lo ojos y abriendo la boca.

El ojinegro cogió a su hija en brazos y la subió hasta su cuarto. Abrió la puerta de la habitación, encendió la luz y cuando se disponía a dejarla de pie para poder abrir la cama, se dio cuenta que la niña ya se encontraba profundamente dormida.

Sasuke la metió en la cama y después se sentó en ella para contemplar el rostro de la oji negra.

Sakura entró silenciosamente por la puerta hasta llegar a apoyar su mano en el hombro del Uchiha que se encontraba mirándole a la cara tan dulce de la niña.


((Pensamientos de Sasuke))

Shiori te pareces mucho a tu madre, en el pelo, en el carácter, en la dulzura... Y espero que te parezcas a ella de mayor a su fuerza.
Creces muy rápido, y siento no poder verte crecer ya que desapareceré.

((Fin pensamientos de Sasuke))


El pelinegro tenía una cara de tristeza mientras estaba sumergido en sus pensamientos hasta que sintió la mano de su esposa en su piel.

Sasuke se dio la vuelta, y encontró a su pelirosa con una leve sonrisa dirigida a él.

-Ya es hora de irnos a la cama, ¿No crees? –dijo la Haruno suavemente y yendo hacia la puerta.

El Uchiha afirmó con la cabeza y luego se levantó para salir del cuarto.