"Episodios junto a ti"

El fresco aire movía con extrema delicadeza el excepcional cabello de la chica en una roca situada en las orillas del mar.

Lo cierto era que no sabía ni encontraba la forma de descifrar con palabras exactas la sensación experimentada en ese paraje. Todo era tan perfecto, el agua de la orilla del inmenso mar azul celestial se movía al compás del viento. Hizo una muestra de su deleite inhalando y exhalando con suma delicadeza demostrando así la paz que sentía.

Pero había un detalle, la chica no era como todas las demás, no, ella era una sirena llamada Sakura Haruno. Hija de los reyes de Konoha, la ciudad acuática más hermosa del océano. Sakura era una joven sumamente bella y la hija unigénita de sus padres, además de portar una hermosa voz, tenía un cabello de extravagante color rosa.

Otra cualidad sería que por su posición, tenía centenares de pretendientes a su disponibilidad, sin embargo su mayor sueño era conocer a un joven especial y enamorarse para tener una vida “felices por siempre”. Esa fue su manera de pensar antes de saber que existían los seres humanos, ahora su aspiración era socializar con estos seres y conocer su mundo para verlo de otra forma según había escuchado de las leyendas contadas de generación en generación.

Al recordar que tenía el deber de presentarse antes de la salida del sol por la mañanas, de un salto, llegó a las profundidades del mar agitando su resplandeciente cola de un prendido color verde, en la parte arriba tenía puesto una especie de bikini el cual cubría su formado busto.

-Tengo prisa-fue lo que dijo mientras nadaba a todo lo que le daba su cola.

Mientras que en la superficie, en un barco el cual partió al amanecer del reino terrestre de los Uchiha una tripulación de estos se dirigía a hacer un paseo por el ancho mar.

Un joven de cabellera larga amarrada en una coleta estaba erguido de energía, se acercó a un joven de aspectos físicos similares a él, este observaba el horizonte mientras sus negros-azulados cabellos se movían con la brisa haciéndoles ver más rebeldes de lo que ya se denotaba-hoy será un buen día hermanito-afirmó con una sonrisa el mayor de ellos.

-Hmp, eso espero-su actitud era fría y distante, y sus facciones de la cara dejaban ensoñadas a muchas chicas.

-¡¡¡¡Hay algo a la vista!!!!-mencionó el mayor de los hermanos llamado Itachi Uchiha y si, el era uno de los príncipes junto a su hermano Sasuke Uchiha.

-Hmp, déjame ver-su momentánea paz había acabado por el supuesto “algo” a la vista.
Se acercó al barandal para verificar la suposición de su hermano.

-Parece ser un pez muy grande-afirmó el mayor.

-Creo que es un náufrago-dijo el menor.

La verdad era que no era ninguna de las proposiciones anteriores, sino que era la mismísima sirena pelirosa.

-Oh no, me han visto-musitó casi inaudible para los demás.

Así la joven logró zafarse de ese casi encuentro con los otros seres terrestres a quienes quería conocer e investigar pero no en esas circunstancias.

La tarde para ella fue totalmente monótona, ya que con sus padres solo tuvo una pequeña riña sobre el tema de los humanos, sus padres la recriminaron diciéndole “Ellos no son como nosotros, son peligrosos, no te acerques ¡¡¡jamás!!!“. La Haruno estaba decidida, debía hacer algo para cumplir su sueño a como de lugar.

Salió agitada del reino luego de aquella pelea a la cual decidió pasarla por alto. Su objetivo era ir con la bruja del mar llamada Karin.

En los mares oscuros en la parte más aislada de la aldea del sonido vivía aquella venenosa bruja. Sakura por su inocencia, se dejaría influenciar por cualquier leyenda, en las cuales una de ellas era la bruja con tentáculos negros como si fuese pulpo.

Muy adentrada en la oscuridad de las aguas, encontró un castillo de color negro como la oscuridad del aura que lo rodeaba.

Tan decidida estaba que se introdujo sin temor alguno, las paredes eran todas anchas con cristales de hielo, la sirena nadó muy rápido hasta llegar a un lugar que daba señales de pequeños resplandores lo que le parecía ser la habitación principal.

-¿Quién está ahí?-preguntó la malvada bruja al escuchar el sonido ocasionado por la chica.

-Disculpa, ¿Tú eres Karin?-preguntó con algo de inseguridad

-Así es, dime niña ¿a qué vienes?

-Necesito…que…me…que…me….¡¡¡conviertas en un ser humano con pies!!!-lo último lo gritó con más énfasis debido a sus nervios de último minuto.

-Jajaja, claro que puedo hacer eso, pero debes darme algo a cambio-hizo una pausa-debes entregarme tu alma, y si no eres capaz de cumplir tu objetivo en tres días el cual ya sé, me pertenecerás por siempre-volvió a reír cínicamente.

-Yo…..acepto-dijo sin más. Pero su inseguridad aún no la abandonaba del todo. Su corazón latía con firmeza, mientras que su cola se movía nerviosamente dando pequeños salpicones.

-Bien, veamos, quédate quieta-dijo Karin. Empezó a sacar pociones mágicas y lanzarlas a un caldero, luego hizo unos cuantos sellos creando una pequeña bolita de energía y lanzándola con la mezcla de todo. Del caldero salió un humo celeste el cual rodeó a la joven, en seguida su hermosa cola desapareció cambiando a ser un par de piernas, por obvias razones intentó nadar a la superficie del mar dejando a la bruja aún con esa sonrisa malévola.

Sakura nadaba a todo lo que le daban sus nuevas piernas, cada vez su vista se nublaba más, pero hizo un último esfuerzo y conseguir su objetivo. Llegar a la superficie.